Thursday, January 06, 2005

THE WATERBOYS...compositores del gran tema "Fisherman's Blues"

THE WATERBOYS El primero que afirmó ser el “waterboy” en su famosa canción de 1973 THE KIDS, fue Lou Reed. Diez años más tarde, Mike Scott, que siempre ha vivido convencido de que la música posee poderes viscerales y espirituales, adoptó aquel nombre como el emblema de su nuevo grupo. Desde entonces, y a lo largo de su ya larga carrera profesional, el trabajo de Mike Scott siempre ha mostrado las cualidades que identifican a los artistas más importantes de la música pop. Para Scott, la música forma una parte inseparable del resto de su vida, lejos de ser tan sólo un accesorio vital de carácter transitorio, como algunos podrían definirla.

Alan McGee, el creador del sello Creation Records, afirmó en una ocasión que “Scott debería estar considerado como un auténtico patrimonio nacional, como la versión británica de Neil Young”. McGee afirmó también: “Canciones como EVERLASTING ARMS, THE WHOLE OF THE MOON, SHE IS SO BEAUTIFUL, LOVE ANYWAY y HOW LONG WILL I LOVE YOU son de esos temas que se instalan en el corazón para siempre”. Sin duda alguna, la música de Mike Scott siempre ha mostrado unas cualidades muy reveladoras, haciendo que sus canciones sean capaces de formar parte de nuestras vidas para siempre.

El lunes 25 de septiembre de 2000 se publicó el álbum A ROCK IN THE WEARY LAND, el primer álbum de The Waterboys desde que editaron DREAM HARDER en 1993. Durante los años que han separado ambos álbumes, Scott ha lanzado dos discos en solitario. Sin embargo, lo cierto es que The Waterboys siguen siendo el grupo ideal para plasmar las aspiraciones de Scott, a través de varios cambios de formaciones que han servido para adaptar la música del grupo a los pensamientos y las ideas de Mike. Sin duda, The Waterboys son básicamente Mike Scott, y Mike Scott es, por encima de todo, un artista muy independiente.

Esas cualidades se mostraron de un modo especialmente evidente a finales de los setenta, cuando Scott publicó su propio “fanzine”, titulado “Jungleland”, en su Edimburgo natal. Tomó el nombre de una canción de Bruce Springsteen, y la revista se convirtió en una importante plataforma para que Scott alcanzara gran parte del nivel artístico de estrellas como The Clash, Bob Dylan, The Beatles o Patti Smith.

Lejos de limitarse a escribir artículos y reportajes sobre música, Scott creó varios grupos de estilo “New Wave” y “garage”, incluyendo algunos bastante conocidos, aunque fuera durante poco tiempo, como Another Pretty Face. En 1981 se fue a vivir a Londres, donde firmó un contrato discográfico con Nigel Grainge, uno de los ejecutivos del sello Ensign Records.

Scott empezó a grabar maquetas de sus canciones, y en 1983 escogió el que sería el nombre definitivo de su grupo. Se llamarían The Waterboys, y su primer single, A GIRL CALLED JOHNNY, se publicó en marzo de aquel año, aunque no consiguió disfrutar del éxito que el grupo esperaba.

A aquel tema le siguió, en el verano del 83, el primer álbum del grupo, titulado sencillamente “The Waterboys”. Un crítico británico lo describió con las siguientes palabras: “Cuando lo escuchas sientes como si algo te marcara para siempre en el fondo de tu alma, no sólo con temas tan impresionantes e impactantes como DECEMBER, SAVAGE EARTH HEART o GALA, sino también con el resto de las canciones. Parece como si el álbum tuviera la capacidad de entrar de lleno en el mundo del subconsciente”.

Aunque el disco no consiguió convertirse en un éxito comercial, sí sirvió para el grupo empezara a contar con un importante número de fans, suficiente para justificar tres giras por las principales ciudades del Reino Unido en un corto espacio de tiempo. En aquella época el grupo contaba estaba formado, además de Mike Scott, por el multi-instrumentista Anthony Thistlethwaite, el batería Kevin Wilkinson y Karl Wallinger en los teclados.

En 1984, The Waterboys publicaron su segundo álbum, A PAGAN PLACE. Aunque su presencia en las listas inglesas no pasó de ser algo anecdótico, el disco reforzó el apoyo que The Waterboys empezaban a recibir por parte de la crítica, a través de temas como la redención espiritual, especialmente evidente en canciones como THE BIG MUSIC, RED ARMY BLUES y la melancólica RAGS. Se trataba de un grupo que confiaba totalmente en su propia personalidad musical, con un estilo propio que cada vez se mostraba más asentado y firme.

Todo ello se mostró aún con mayor claridad en el siguiente álbum del grupo, el tercero en tan sólo tres años. Cuando THIS IS THE SEA se puso a la venta en 1985, su lanzamiento confirmó que Mike Scott estaba en lo cierto al hablar de “la gran música”, es decir, un sonido capaz de impactar por igual al corazón y a la mente del público. Un crítico afirmó que aquel álbum sonaba “como si William Blake se hubiera enamorado de Patti Smith en el asiento trasero del Chevy de Bruce Springsteen”. THIS IS THE SEA mostraba una buena dosis de pasión, fervor y romanticismo, todo ello envuelto en un sonido muy atractivo, hasta tal punto que una parte del público pensaba que The Waterboys pronto alcanzarían el nivel de popular internacional de grupos como U2. El single que se extrajo de aquel álbum, THE WHOLE OF THE MOON, sirvió para que Mike Scott situara por primera vez una de sus canciones en el Top 30 de las listas.

Por otra parte, las actuaciones en directo del grupo también confirmaron su creciente importancia en el mundo del pop. Uno de los que disfrutaron con aquellos conciertos de The Waterboys en aquella época fue David Gray, que recientemente afirmaba en la revista inglesa Mojo: “Se pasaron más de dos horas y media tocando, y después empezaron a interpretar versiones de temas conocidos con una energía como nunca había visto en toda mi vida. Había estado en varios conciertos de The Smiths, y me gustaron mucho, pero no mostraban ninguna pasión en su manera de tocar. En cambio, The Waterboys seguían tocando sin parar, era algo fantástico. Recordé cada detalle de aquel concierto durante muchos años. No se parecían a ningún otro grupo, eran únicos”.

Lo que ocurrió después fue algo que extrañó bastante a la crítica, pero que confirmó la creatividad, la imaginación y la imparable energía de Mike Scott. Lo que hizo fue iniciar una importante colaboración musical con el intérprete de “fiddle” irlandés Steve Wickham, que colaboró en algunos de los temas de THIS IS THE SEA. En vez de limitarse a crear una nueva versión de su último álbum, Scott y Wickham se trasladaron a Irlanda, donde trabajaron durante los tres años siguientes en la creación de los nuevos Waterboys.

Entre Dublín y Galway, Scott fue asimilando la auténtica esencia de la música folk, del country, el blues y el gospel, tradiciones que fue incorporando a sus propias dudas espirituales y a la sensibilidad que siempre ha mostrado en el mundo del rock and roll. El álbum que surgió de aquella etapa de renovación fue FISHERMAN’S BLUES, que se publicó en 1988. A través de sus canciones resultaba evidente que The Waterboys habían creado un estilo sofisticado y profundo en el que incluían elementos procedentes de las tradiciones celtas de Irlanda y Escocia, creando un género al que la prensa llamó “música raggle-taggle” (literalmente, “mezcla de elementos extraños”). FISHERMAN’S BLUES se convirtió en uno de los álbumes más importantes de la música británica de los años 80, aunque hubiera dejado atrás el lado más espectacular que hasta entonces ofrecía el grupo en sus canciones.

Los críticos se mostraban realmente confundidos, y algunos incluso afirmaban que Scott había decidido alejarse deliberadamente del estrellato que la prensa había vaticinado para él y para el resto del grupo. Se trataba de una acusación con la que Scott nunca ha estado de acuerdo: “Cuando hice THIS IS THE SEA sabía que aquello representaba el final de aquel estilo”, afirma Scott. La canción THIS IS THE SEA resultó la culminación de lo que yo llamaba “Gran Música”. Pensé: “Ya he terminado con esto, no quiero volver a hacerlo más. En el grupo tengo a un intérprete de fiddler genial, y la música está cambiando”. Sabía que iba a empezar a recorrer un camino totalmente distinto, el mismo camino hacia el que se dirigía el mundo de la música, un camino que me fascinaba”.

El público se mostró totalmente de acuerdo con Mike Scott cuando FISHERMAN’S BLUES se convirtió en el álbum más vendido hasta ese momento en toda su carrera, permaneciendo en las listas inglesas durante 19 semanas seguidas tras su lanzamiento en otoño de 1988. Scott continuó en Irlanda, aumentando la formación de The Waterboys hasta que incluyó siete componentes, con la inclusión de la famosa acordeonista irlandesa Sharon Shannon. El segundo álbum de The Waterboys de su etapa irlandesa, ROOM TO ROAM, se publicó en 1990, y resultó incluso más famoso que FISHERMAN’S BLUES, proporcionando a Scott su primer Top 5.

Sin embargo, cuando el disco se puso a la venta, Steve Wickman acababa de marcharse del grupo, y el grupo, convertido ahora en un cuarteto, realizó una gira por las principales ciudades inglesas como si fuera una banda de rock. Aquella fue la primera y la última vez que The Waterboys actuaron en Inglaterra durante la década de los 90. En mayo de 1991, la compañía Ensign publicó el álbum retrospectivo THE BEST OF THE WATERBOYS 81-90, en el que sólo faltaba el tema que había llegado a los más alto en las listas de éxitos. Al mismo tiempo, se reedito THE WHOLE OF THE MOON como single, esta vez llegando al número 3 en las listas inglesas. Por fin se había hecho justicia respecto a la visión personal que Mike Scott había sentido siempre hacia la música.

Desde la relajante tranquilidad de Galway, Mike Scott se trasladó a la ruidosa ciudad de Nueva York en 1991. Aquel cambio tan radical empezaba a resultar necesario en la vida de Scott y también para su música. Mike tenía que recargar sus energía y encontrar una cierta frescura creativa. Lo primero que hizo fue buscar una nueva formación para el grupo, aunque grabó su primer álbum para el sello Geffen, DREAM HARDER, totalmente en solitario, a pesar de que siguió utilizando el nombre del grupo. Aquel disco también marcó el regreso de Scott a las listas inglesas, donde llegó al Top 5 en junio de 1993. Dos de los singles que se extrajeron del álbum, THE RETURN OF PAN y GLASTONBURY SONG, también llegaron al Top 30.

Sin embargo, después de dos años, Scott estaba listo para volver al mundo de la música: “Me encanta Nueva York, y creo que probablemente me habría quedado a vivir allí para siempre si la hubiera conocido antes”, afirma, “pero ya había cumplido los treinta, y después de mi primer año en Nueva York empecé a echar de menos la tranquilidad de Escocia”.

Poco después, Scott regresó a Gran Bretaña, donde vivió durante varios años en la Fundación Findhorn, una comunidad espiritual situada en la localidad escocesa de Moray Firth. Cuando se sintió de nuevo con la energía suficiente, desarrolló una serie de conciertos en solitario, una experiencia que hasta entonces había tenido que dejar a un lado debido a la apretada agenda de The Waterboys. Scott incluso encontró tiempo para publicar THE SECRET LIFE OF THE WATERBOYS, una recopilación de temas que hasta entonces resultaban inéditos, lo que aportó un nuevo e interesante punto de vista a la carrera del grupo.

El primer álbum en solitario de Mike Scott, BRING ‘EM ALL IN, grabado en Findhorn, fue editado por Chrysalis en 1995. Aquel disco mostraba una sensibilidad acústica y emotiva que le hicieron regresar de nuevo a las listas inglesas. BRING ‘EM ALL IN llegó al puesto 23 de las listas, confirmando el hecho de que, a pesar de los cambios de formación del grupo, The Waterboys seguían disfrutando del apoyo incondicional de su público.

A la hora de dar forma a su siguiente álbum en solitario, Scott contó con la colaboración de uno de sus mayores fans, Alan McGee, que actuó como uno de los principales responsables de STILL BURNING, publicado en 1997. “Mike Scott es uno de los mejores compositores de este país y también uno de sus artistas más impredecibles”, afirmaba McGee en aquella época. “Cualquiera que conozca la trayectoria que ha seguido en el mundo de la música durante los últimos veinte años, desde el lanzamiento de Another Pretty Face hasta The Waterboys, incluyendo su reciente trabajo en solitario, se dará cuenta de que tiene todas las cualidades de un auténtico genio, con una envidiable tendencia a ignorar las reglas que habitualmente se utilizan en la industria discográfica”.

Al año siguiente, en 1998, se publicó LIVE ADVENTURES OF THE WATERBOYS, un álbum grabado en directo en varios conciertos de las giras que ofreció el grupo a mediados de los ochenta. Un crítico afirmó: “Siempre se ha dicho que The Waterboys nunca llegaron a captar su en un disco la magia que ofrecían en directo, y ahora sabemos por qué... este doble CD destaca como un documento memorable lleno de momentos mágicos”. Quizá por eso parecía inevitable que el siguiente capítulo en la carrera de Mike Scott estuviera ligado de nuevo a The Waterboys. Su nuevo álbum, el primero que grababan para el sello RCA, recuperó el concepto original del grupo, como una banda en constante evolución y con cambios regulares de formación: “Estaba acostumbrado a que la gente me conociera como ‘Mike Scott’, sobre todo en mis proyectos en solitario, pero cuando trabajo con The Waterboys siempre surge algo especial”, afirma. “Es algo que me supera, una sensación difícil de explicar. Desde hace tiempo sé que la gente conoce mis canciones no como Mike Scott sino como las canciones de The Waterboys”.

Incluso 20 años después de sumergirse en el mundo de la música, Scott mantiene los mismos deseos de seguir aprendiendo algo nuevo cada día. Quizá por eso A ROCK IN THE WEARY LAND comparte la misma mezcla de estilos que han conseguido otros artistas como The Chemical Brothers, Beck, Mercury Rev o DJ Shadow. Producido por el propio Scott, el álbum también cuenta con la colaboración de otros artistas, entre ellos Thighpaulsandra (Spiritualized / Julian Cope), el batería Jeremy Stacy, uno de los antiguos colaboradores de The Waterboys, Anthony Thistlethwaite, y London Community Gospel Choir. Scott mantiene con la misma fuerza de siempre la actividad y las buenas ideas que han caracterizado su trabajo a lo largo de los años, con una constante ambición profesional que le ha llevado a buscar siempre nuevas formas de llevar su música un paso adelante. Sin duda, Scott sigue siendo uno de los grandes tesoros de su país.

* * * Mike Scott nos da su opinión acerca de los temas incluidos en A ROCK IN THE WEARY LAND, el álbum de The Waterboys que se publicó en el sello RCA el lunes 25 de septiembre de 2000: LET IT HAPPEN. “Cuando regresé a Londres a mediados de los noventa, después de diez años de ausencia, la ciudad me parecía un auténtico manicomio. Esa sensación está muy presente en este tema, ambientado en el Londres del futuro”.

MY LOVE IS MY ROCK IN THE WEARY LAND. “ ‘A rock in the weary land’ es una frase que escuché en una canción de gospel. Los que la cantaban venían a decir que para ellos su religión era el auténtico pilar de sus vidas. Para mí, el amor ha sido mi gran apoyo en el terreno personal. Quería incluir en este tema un marcado sentimiento de gospel, por eso me alegro de haber podido contar con la colaboración del London Community Gospel Choir”.

IT’S ALL GONE. “En esta canción he utilizado guitarras de 12 cuerdas, y un macro-sintetizador, que consiste en un pequeño pedal que me permite manipular el sonido para conseguir miles de efectos diferentes. Sobre todo, su uso resulta evidente en la parte final de la canción”.

IS SHE CONSCIOUS? “Habla acerca de una mujer distante e inaccesible, aunque podría referirse a cualquier persona. El sonido tan atractivo de los teclados es obra de Thighpaulsandra. La melodía a base de piano está influida por un tema de 1970 titulado ‘Is She Waiting’, compuesto por Macdonald & Giles”.

WE ARE JONAH. “Jonás acabó viviendo en la tripa de una ballena. También se publicó un cómic muy conocido sobre él, aunque esta vez era un marinero bastante patoso que tenía una increíble facilidad para hundir todos los barcos en los que navegaba. Esta canción es como una especie de cómic musical”.

MALEDICTION. “Tiene un mal rollo genial. Podría referirse a cualquier personaje siniestro y criminal, o a cualquier sentimiento parecido. No es una historia autobiográfica, aunque conozco perfectamente esa clase de emociones”.

DUMBING DOWN THE WORLD. “Un tema que dedico a todos los que serían capaces de dar la vuelta a la evolución humana para hacer que volviéramos a empezar a desde el principio. Esta vez he hecho que la batería se reprodujera al revés, así tiene un tono siniestro, como si la hubiéramos grabado en el mismísimo infierno”.

HIS WORD IS NOT HIS BOND. “El sample que hemos utilizado al principio de la canción procede de una grabación de gospel de 1927 titulada ‘The Liar’, realizada por un predicador llamado Isaiah Shelton. Me gusta cómo hace que el tema adquiera identidad propia. La batería la ha creado Rowan Stigner, un programador muy joven.” NIGHT FALLS ON LONDON. “Es una composición con un estilo que recuerda al de Ennio Morricone, inspirada por algunas de las famosas bandas sonoras que compuso, con el sonido de una mandolina comprada en una tienda de instrumentos indios de Southall”.

THE CHARLATAN’S LAMENT. “Incluye sonido de guitarras micro-sintetizadas, samples tomados de unos altavoces marca Leslie, algunas voces con toques de locura, un teclado que incluye el sonido de guitarras distorsionadas, el sonido procedente de un micrófono Bluesblaster y algunos efectos especiales”.

THE WIND IN THE WIRES. “Aunque no habla expresamente de la guerra de Kosovo, todos esos acontecimientos tan tristes, en los que tanta gente perdió sus casas y parte de sus vidas, me influyó mucho a la hora de crear el ambiente que ofrece la canción”.

CROWN. “Otra idea que tomé de la música gospel, que viene a decir que la Tierra no es nuestro verdadero hogar, porque cuando morimos nuestros espíritus viajan hasta llegar al lugar donde se encuentra Dios. Cuando lleguemos allí todos llevaremos coronas. Eso es lo que significa esta canción para mí. Para dar forma a la música conté con la colaboración del saxofonista de jazz Gilad Atzmon, que interpreta el solo tenor en la parte final. Thighpaulsandra también participó, y, por su parte, Anthony Thistlewaite toca una mandolina de blues cuyo sonido es capaz de ponerte los pelos de punta si la escuchas con atención”.

TO CLOSE TO HEAVEN (Lanzamiento: 24 de Septiembre 2001) Las sesiones se iniciaron el 23 de enero de 1986, pero por aquel entonces nadie podía siquiera imaginar hasta qué punto la grabación del álbum Fisherman’s Blues, del grupo The Waterboys, acabaría convirtiéndose en todo un clásico rodeado de momentos inolvidables. El disco, que se publicó en octubre de 1988, más de dos años y medio después de sus primeras grabaciones, supuso el resultado de 303 días en el estudio, en los que el grupo utilizó 374 bobinas de cinta de dos pulgadas cada una, con la colaboración de 41 músicos y la utilización de 13 estudios situados en 4 países. En total se interpretaron 159 canciones, de las cuales 60 se grabaron en los masters de aquellas sesiones.

Fisherman’s Blues se convirtió en el álbum más vendido en la historia de The Waterboys. Sin embargo, y a pesar del enorme éxito conseguido por el grupo, sólo incluía 12 de las canciones que grabó el grupo, dejando tras de si un gran número de canciones que formaban un material de calidad y valor incalculables para los miles de fans de The Waterboys.

“Me encanta Fisherman's Blues, pero cada vez que lo escucho siento como si sólo contara un pequeño fragmento de toda su historia”, afirma Mike Scott, el creador y el alma mater del grupo. “Algunas de las demás canciones las utilizamos posteriormente como caras b de varios singles, pero varias docenas de ellas permanecieron en los archivos, algunas sin terminar, otras acabadas pero sin que nadie las hubiera escuchado nunca. De hecho, los temas que desechamos representan una parte muy importante de toda la música que ha creado el grupo a lo largo de su historia. Siempre supe que tarde o temprano acabaría echando la vista atrás para recuperar aquellas cintas y terminar las mejores canciones. Con ellas publicaría un nuevo álbum que completaría de alguna manera el primer lanzamiento de Fisherman’s Blues.” Ese momento ha llegado con Too Close to Heaven: The Unreleased Fisherman’s Blues Sessions, que se publicará en todo el mundo a través del sello RCA el próximo 24 de septiembre de 2001. El álbum incluye 10 canciones adicionales grabadas durante aquellas sesiones. El disco supone para el grupo la conclusión de la segunda parte de Fisherman's Blues, de acuerdo con el estilo musical que ofrecían The Waterboys a finales de los ochenta. “Hemos necesitado ocho años y muchísimas experiencias para que hayamos podido reducir nuestro ritmo de trabajo lo suficiente como para escuchar todas las cintas”, afirma Scott. “Después necesitamos otros cuatro años para ponernos a trabajar en muchas de aquellas canciones. Finalmente, el 4 de enero de 2001 fue cuando realmente sentí que había retomado el relevo de aquellos temas en el punto en el que realmente los habíamos dejado”. “El trabajo me absorbía totalmente, me utilizaba, me sumergía en cada canción, pero además me ha satisfecho del todo, me ha gratificado, y me ha servido para tener por fin la sensación de que hemos terminado un trabajo que hasta ahora estaba incompleto. El proceso de grabación de este disco me ha llenado de alegría, hasta tal punto que en muchos momentos me sentía radiante, con unas enormes ganas de gritar a todo el mundo: “¡¡Sí, me gusta lo que estoy haciendo!!”.

En las sesiones de Fisherman’s Blues participaron 41 músicos, incluyendo a varios auténticos genios de origen irlandés, como Donal Lunny (bouzouki, Bodhran), Noel Bridgeman (batería) y Charlie Lennon (fiddle). Entre los músicos norteamericanos que podemos escuchar en Too Close to Heaven destacan el batería Jim Keltner (colaborador de John Lennon, Neil Young y Bob Dylan), el bajista de jazz John Patitucci, y Jay Dee Daugherty, batería del grupo Patti Smith Band Sin embargo, y por encima de todo, Too Close to Heaven está dedicado a tres grandes nombres que formaron parte de The Waterboys durante varios años: el intérprete de fiddle de origen irlandés Steve Wickham, el bajista Trevor Hutchinson y el saxofonista Anthony ‘Anto’ Thistlewaite. Todos ellos colaboraron mano a mano junto a Mike Scott durante los 30 meses que se prolongaron las sesiones de grabación de Fisherman’s Blues.

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